lunes, 18 de mayo de 2015

Dificultad Financiera. 1ºBachillerato. I.E.S Santa Teresa de Jesús

Dificultad financiera
Situación real
Ana tras volver de vacaciones en 2010, recibió una llamada del director de la entidad financiera; este intentó convencerla para depositar al 7% de interés mensual, (un interés que llevaba buscando meses y que le parecía una broma) los ahorros de su madre, una mujer de ochenta años, que eran de una cifra de treinta mil euros que había ahorrado durante toda su vida, cuidando a niños y limpiando casas, para cualquier imprevisto. Ana le dijo que le diera tiempo para pensarlo y hablarlo con su madre.
A la semana siguiente, Ana llamó al número personal del director y le comunicó que lo quería aceptar. Concretaron una cita para que ella pudiera tener toda la información, el director le dijo que podría retirarlo cuando quisiese sin ningún tipo de problema. Ana terminó de convencerse y aceptó. Los beneficios empezaron a verse en las cuentas, ella estaba muy orgullosa de lo que había conseguido. Pero en el 2011, Ana acude al banco para pedir un préstamo para poder comprarse un coche, y al denegárselo le pidió a su madre que le prestase el dinero, la madre acepto encantada. Pero cuando fue a la entidad financiera y quiso retirar el dinero le dijeron que no podía que había comprado preferentes de perpetuidad. Ana impresionada afirmó que ella no ha firmado ningún tipo de documento  ya que se lo tramitó su amigo Fernando que en ese momento era el director de la sucursal bancaria.
Ana quiere ir a la policía y denunciar la presunta estafa que le habían hecho, pero le da vergüenza decirle a su madre y a sus hermanos que le han estafado y que posiblemente perdiesen todo ese dinero, por lo que acude al defensor del pueblo y se une a asociaciones de perjudicados.
En 2012, el actual director de la sucursal bancaria Raúl, llama a Ana y le dice que quiere verla en su casa, que tiene su contrato, pero que solo se la entregaría si firmaba un documento en el que aceptaba su conocimiento sobre las preferentes. Ella aceptó y firmó la carta, pero con un matiz al lado de su firma. Puso que no estaba conforme con lo que estaba leyendo y consigue el presunto contrato. La firma no era la de su madre solamente era una falsificación que se le parecía.
Al día siguiente Raúl vuelve a llamar a Ana, se ha dado cuenta de que ese documento no vale, por lo que le ofrece cambiar las preferentes por convertibles, pero ella se niega. Por lo que Raúl la convence para ir a la central de la entidad. Allí le explican que el 2014 las convertibles se podrán convertir en acciones, las cuales podrá vender, pero ella se niega, quiere sus treinta mil euros.
A final de 2012 su madre fallece, el testamento recoge que esos treinta mil euros deben ser entregados por partes iguales a sus dos hijos. Por lo que con el documento acuden al banco y el director de la entidad les da un préstamo que será devuelto con la venta de las preferentes. Pero con una condición que quiten las denuncias interpuestas a la entidad y que todo este incidente no se lo contasen a nadie. Ana y su hermano aceptaron, lo que más feliz le hizo a Ana era que su madre había fallecido tranquila sin saber lo que estaba pasando alrededor de su dinero.
El astuto zorro
Un día Ana una preciosa ardilla, iba paseando por el bosque cuando se cruzó con un antiguo amigo el conejito Fernando. Este la vio cargada de bellotas y le dijo que él podía guardárselas todo el tiempo que ella quisiese y que además irían aumentando de cantidad según pasase el tiempo, Ana se puso muy feliz, ya que llevarlas todo el día a cuestas no le gustaba. Pero Ana le dijo a su amigo el conejito tenía que decírselo a su madre, ya que las bellotas no eran suyas si no de su madre, ella solo se encargaba de cuidarlas y transportarlas porque su madre era demasiado mayor para hacerlo ella.
Al llegar a casa Ana se lo dijo a su madre y ella acepto muy feliz de poder quitarle esa carga a su hija. Al día siguiente Ana salió corriendo en busca del conejito Fernando y al encontrarle le dijo que su madre le gustaba mucho la idea. Tras darle todas las bellotas, Ana corrió tranquila con el resto de su familia.

Al cabo de un tiempo las bellotas dejaron de crecer en los arboles, por lo que la familia estaba hambrienta. Ana fue en busca del conejito Fernando, pero el ya no se encargaba de sus bellotas sino se encargaba el zorro Raúl. Este le dijo que no podía darle las bellotas, que ella se las había dado a el por mucho tiempo y que ese periodo no había acabado y nunca acabaría. Ana enfadada no podía hacer nada, por lo que se fue a casa y dijo que no había encontrado a Fernando al resto de su familia.
Ana hablo con los demás animales de su ciudad, a muchos les pasaba lo mismo. Enfadada volvió a ver a Raúl pero este le dijo que no se las iba a dar de ninguna manera. Por lo que Ana siguió intentando encontrar una solución, pero no veía ninguna.
Al cabo del tiempo Raúl fue a hablar con Ana y le dijo que  su madre había firmado una hoja de pino aceptando que las bellotas las daba permanentemente no por el tiempo que ella quisiera, Ana quedó enfadada y descolocada ya que no sabía nada de ese documento, le pidió que se lo entregase, pero Raúl era un zorro muy astuto, por lo que le pidió que antes firmase una hoja de pino donde aceptaba que ella sabía todo lo que iba a pasar con sus bellotas, pero ella mas lista que él,  no firmo con la mano derecha sino con la izquierda sin que el lobo se diese cuenta, por lo que esa hoja no valía para nada. Al ver la supuesta hoja firmada por su madre, se dio cuenta que esa no era la mano de su madre, por lo que se enfado mucho mas y fue en busca de Raúl para encontrar una solución. Este le dijo que podría darle sus bellotas si aceptaba bastantes menos, ya que en ese momento  no tenía todas las que ella le había dado, ella se negó, quería todas las bellotas y toda perfectas. Entonces Raúl se negó y salió corriendo, Ana intento perseguirle, pero el corría mucho mas.
Ana muy triste llegó a su casa y su hermano le dijo que su madre había fallecido, y que había un documento que tenía su tía en el que decía que las bellotas eran para ellos, asique acudieron al zorro y este se las dio pero con una condición que no le dijeran a nadie que había pasado, ni nada malo sobre su negocio, ellos aceptaron y se fueron con sus bellotas a casa muy felices.
Marina Mora Martin 1ºBachillerato P
I.E.S Santa Teresa de Jesús

Fuente de la imagen: Wikimedia Commons

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