SITUACIÓN REAL:
Mi madre es profesora de compensatoria en un colegio público. Es de integración y tiene muchos inmigrantes.
Ella me cuenta todo tipo de historias dramáticas y de las cuales yo he elegido la siguiente:
Se trata de una familia filipina muy numerosa. Los adultos son un padre, una madre y la abuela; los tres trabajan. Sus trabajos tienen un salario mínimo, y para mantener a seis niños, les cuesta mucho llegar a fin de mes.
Por esto, los niños, contaban que en invierno tienen que dormir todos juntos porque no ponen la calefacción para ahorrar dinero y pasan mucho frío.
A partir de esto voy a contar yo mi historia, y va a estar narrada por una niña de la familia:
LA GRAN HISTORIA DE MI VIDA.
Hola, me llamo Anne, y tengo 11 años. Tengo una familia a la que quiero mucho, pero me gustaría tener una vida más fácil. Veo a mis amigos de clase que tienen unas zapatos nuevos muy bonitos, pero a mi no me queda más remedio que heredarlos de mi hermana mayor, y esto me pasa con todas las cosas. Cuando oigo a la gente decir que se va de compras me da mucha envidia. Me encantaría tener ropa nueva y bonita o tener un móvil moderno. No se las típicas cosas que una niña de mi edad quiere.
Mis padres y mi abuela se pasan la vida trabajando para que nuestras vidas sean lo más cómodas posible y hacen muchas horas extras, por eso no están nunca en casa y solo les veo por la noche, ya tarde.
Encima no me puedo quejar, porque como están ahora las cosas es un milagro que mi familia tenga trabajo.
Yo intento ser una hija muy buena, saco buenas notas y me porto bien, incluso hay veces que cuido de mis hermanos pequeños. Intento no darle disgustos a mi familia, porque ellos ya tienen suficiente con sus preocupaciones. Un día me desperté por la noche y vi a mi madre llorando con mi padre porque tenían miedo de que nos cortarán la luz, ya que no habían pagado la factura de este mes.
Intentan ahorrar lo máximo, porque algunos veranos, si durante el año nos va bien, vamos a Filipinas y a me gusta mucho ir, porque allí está el resto de mi familia: mis primos, tíos... Aunque yo diga que no, solo quiero viajar. Me gusta mucho coger aviones, y dejar la tierra, e ir por encima de las nubes (me siento como una estrella en el cielo). Es como si todos lo problemas los hubiera dejado en la superficie.
En Navidad mis padres siempre se agobian mucho, porque intentan hacernos regalos bonitos y hay veces que los regalos que les pedimos son caros. A mi siempre me da vergüenza pedir los regalos, porque se que les cuesta mucho dárnoslo, pero soy una niña, y me gustaría tener algunas cosas. Todo el mundo tiene muchas cosas y yo no. ¿Por qué yo no? ¿Por qué para mi tiene que ser diferente? No es justo.
Hay algunas asignaturas que me cuestan un poco, pero siempre que me descentro y voy a tirar la toalla pienso en mi futuro. Pienso en que cuando sea mayor quiero viajar, quiero que mis hijos sean muy felices y tengan muchas cosas y sin problemas, que ellos no tengan las preocupaciones que tengo yo, y a mi edad. Tendría que estar pensando en qué famoso está con quien, o qué me voy a poner al día siguiente, como hacen las niñas de mi edad.
Pienso ir a la universidad, y ser doctora, una gran doctora, que se me conozca en todo el mundo por ayudar a las familias pobres y donar todo el dinero que tenga. Quiero ser la mejor persona del mundo. Espero cumplir mi palabra.
< Veinticinco años más tarde. >
Además tengo que pagar las facturas, que ahora que soy yo quien las controla, tengo que manejar una gran cantidad de dinero.
Sí que he cumplido lo de ser una gran doctora. Me he especializado en cardiología. Ayudo a personas, les salvo la vida, y esa era una de las cosas que quería cuando era pequeña.
Al final la vida me ha ido bien. He conseguido todo lo que me he propuesto y como bien decía mis madre "después de la tormenta viene la calma" y por fin ha llegado esa calma a mi familia.
Todos los hermanos hemos terminado bien, tanto económicamente como en nuestra vida privada. Todos ayudamos a nuestros padres, porque aunque se pasaron trabajando durante toda su vida, la pensión que les ha quedado es mínima. Pero se lo debemos, por todo lo que hicieron ellos por nosotros cuando éramos pequeños. Tuvieron que pagar todas nuestras universidades, porque aunque nos daban becas por familia numerosa, éstas eran muy bajas, y si ya de por sí nos iba mal sin pagar la universidad, pagándola no llegábamos a fin de mes. Por eso muchos de nosotros nos tuvimos que poner a trabajar.
Raquel García Vázquez
1º Bachillerato N
IES Santa Teresa de Jesús
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