lunes, 18 de mayo de 2015

Inversión errónea. Sergio Mere Ames

Un hombre hace una inversión con la idea de que esta, le va a solucionar la vida, o al menos, poder darse más gustos de vez en cuando. Sin embargo, la inversión resulta fallida y el hombre pierde todo su dinero(en este cuento se hace alusión a la realidad como si fuese un sueño).
UNA REALIDAD SOÑADA
Wikimedia Commons
Mario entraba a casa, con los hombros lo más arriba posible, estaba orgulloso de lo que había hecho.
-Mira cariño, ¡nos vamos a hacer ricos!. He hecho una inversión en la ganamos sí o sí, es imposible perder, y mucho menos resistirse a ella.
-¿Y de dónde se supone que has sacado el dinero?
-¿Recuerdas lo que quedaba de la herencia de tu padre?, pues he metido todo ese dinero en una apuesta segura cariño, solo tienes que esperar sentada a que las buenas noticias lleguen una tras otra. Déjamelo a mí, no te preocupes.
-¿¡Pero tú estás tonto!?, ¿te has dejado comer la cabeza otra vez por ese hermano tuyo tan tonto?. ¡Eran casi todos nuestros ahorros, la entrada para la nueva casa!
-Mi hermano no es tonto, además, ya te lo he dicho, es imposible que perdamos, es más, hasta triplicaremos nuestros ahorros. Confía en mí.
A Mario se le repetían una y otra vez esas palabras en la cabeza, estaba tan seguro de que iba a ganar y a hacerse de oro...Esta vez no. Lo había perdido todo, la jugada le salió mal. ¿Triplicar sus ahorros? consiguió triplicar, pero fueron sus deudas las que lo hicieron. Dejo´el trabajo cuando vio que su inversión iba mínimamente bien y a las palabras de "ahora sube como la espuma" de su hermano, así que no se podía permitir ni vivir en un piso con otros diez alquilados, la mala suerte de Mario.
"¿Por qué he sido tan estúpido?" se preguntaba una y otra vez, sentado en el mismo banco de siempre, mientras a su lado, su hermano, el gran pensador, le pegaba un trago largo a la litrona y mandaba callar. De poder ser el rey del mundo a compartir un sucio banco y toda la comida que encontrase con su hermano. Le guardaba cierto rencor, pero sabía que el solo no duraría ni medio día en la calle.
Dos meses después, Mario, tirado en un callejón para evitar que la gente viera el mal estado en el que estaba agonizaba, recordand...Entonces, Mario, al sonido de su tono de llamada, despertó, descolgó su móvil y escuchó cómo su hermano había perdido todo su dinero.
"Menos mal que no le hice caso".

                                                                                                                                              Sergio Mere
                                                                                                                                          1Bachillerato P
                                                                                                                   IES SANTA TERESA DE JESÚS

No hay comentarios:

Publicar un comentario