lunes, 18 de mayo de 2015

Utilizamos distintos medios de pago, Elisa Romero Sánchez


Querida Mati,
¿Recuerdas la casa de la tía Bea de la playa? Hace un tiempo la vendió, ya que no iba nadie y era un trabajo muy laborioso cuidarla. Se la vendió a un chico de más o menos nuestra edad, unos treinta años, que la pagó con un cheque. La primera vez que me llamó para decirme que por fin la había vendido, me extrañó mucho que alguien pagara con un cheque esa cantidad, pero la tía estaba tan ilusionada que dejé mis dudas a un lado. Cuando la tía fue a cobrar el dinero del cheque al banco, le dijeron que era un cheque sin fondos. "¿Qué es un cheque sin fondos?", preguntó, y le explicaron que la cuenta asociada al cheque no tenía tal cantidad de dinero. La tía se quedó a cuadros, y me llamó corriendo. Me dio muchísima lástima, no veas cómo lloraba por teléfono; corriendo metí algo de ropa y otras cosas en la maleta, cogí el primer tren y me fui a su casa para ayudarle a arreglarlo.
Wikimedia Commons
Estando allí con ella, llamamos a mi amigo Martín, quien ya sabes que es abogado, para que nos ayudase con ese lío. Antes, claro, la tía llamó al comprador para que le pagase nuevamente, explicándole lo sucedido en el banco, y él se negó rotundamente a dar explicaciones y le dijo que no volviese a llamar. Volvió a intentar contactar con él varias veces y no hubo respuesta, por lo que nos pusimos en contacto con Martín para  poner una demanda y resolver el problema del cheque sin fondos.
Así que pasamos a la acción. Presentamos una declaración del banco en el juzgado, en la que explicaba la situación de la tía, y fue convocada a un juicio.  Saltándome la parte en la que estuvo en los tribunales, finalmente la tía consiguió ganar la demanda, y el Juez dictaminó que el portador del cheque, el chico que había "comprado" la casa de la playa, debería pagar todo el dinero más un 20% extra por concepto de daños y perjuicios. Suena a esas películas de abogados que tanto nos gustan, ¿eh? Bueno, el caso es que finalmente conseguimos resolver el problema, y el chico se fue como había venido, y ya no supimos nada más de él.
En fin, todo esto que ha pasado me ha dado para pensar. Esta carta que te envío es para ofrecerte comprar la casa de la playa, ya que la tía sigue queriendo venderla; ¿Por qué no la compramos entre tú y yo? A ambas nos gustaba mucho ir de pequeñas, y siendo hermanas, no tendremos ningún problema en turnarnos para ir. ¿Qué te parece?
Espero tu respuesta. Un beso, Nani.
                                  Elisa Romero Sánchez
Curso: 1ºBachillerato P 
IES Santa Teresa de Jesús

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