El tema a escoger es el problema planteado hace poco por la empresa Nueva Rumasa que proporcionaba pagarés prometiendo unas cifras de rentabilidad mucho más altas que las del mercado.
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Hace poco, una familia humilde que habitaba en Vallecas, un barrio muy conocido de Madrid asistía como casi todos los domingos a ver a su equipo de fútbol de toda la vida; el Rayo Vallecano. Ese día, el equipo local ganaba por dos tantos a cero al Recreativo de Huelva y, en el descanso de dicho partido, José María Ruiz Mateos junto a su esposa Teresa Rivero salieron al terreno de juego a contar a todos los aficionados del club su nueva propuesta de crear de nuevo un holding formado por un gran número de empresas y, para ello, necesitaban el dinero de los aficionados entre los cuales, encontramos a nuestra familia en cuestión, los García. Éstos apenas habían recibido educación y todas las palabras del mayor accionista del club franjirrojo de duplicar o triplicar el dinero invertido les sonaban bastante bien. Sin pensárselo dos veces, Pedro, el marido de Eva decidió echar mano de la herencia de su padre tristemente fallecido apenas un año y lo invirtió en Nueva Rumasa pensando así que iba a generar unos beneficios tan grandes que podría comprarse incluso una casa. Una vez acabó el partido con la victoria del equipo de Vallecas por 2-1 todo el mundo estaba tan eufórico como Pedro porque ya sabían lo que hacer nada más llegar a casa.
Un mes más tarde de haber hecho la transacción bancaria correspondiente a la empresa de Ruiz Mateos, Eva empezó a escuchar en los telediarios que no invirtieran su dinero en la empresa de dicho hombre puesto que era una estafa y que tenían gran riesgo por no decir con certeza que iban a perder todo su dinero, pero Pedro tranquilizó a su mujer mostrándole el pagaré recibido por la empresa.
A medida que iban sucediendo los meses y el equipo de fútbol iba perdiendo cada vez más partidos, una de las empresas afiliadas a Nueva Rumasa se declaró en quiebra por lo que la mayoría de la gente que invirtió en ella se encontraba bastante agobiada por no poder recibir su dinero, pero Pedro estaba seguro de que lo iba a recuperar. No había estado más seguro en toda su vida ya que, su vida era el club de Vallecas que, incluso llegó a tatuarse el escudo de dicho equipo en el pecho.
Finalmente, al final de esa misma temporada el equipo de Pedro de toda la vida descendió a la segunda división quedando último con tan solo 9 triunfos en toda la temporada. Esto ocurrió en junio de 2010 por lo que, Pedro comenzó a sospechar si realmente invirtió su dinero con cabeza en algo seguro.
Pasó el verano y el Rayo Vallecano se encontraba en números rojos, por lo que la Liga de Fútbol Profesional no le permitió realizar ningún fichaje a no ser que viniese de otro club cedido o gratis. El carácter de Pedro se volvió cada vez más negro, perdió su trabajo de albañil y solo dependía de la herencia de su padre que estaba según él asegurada al cien por cien.
A comienzos del siguiente año, la familia García se encontraba en una situación económica nefasta por lo que decidió reclamar su dinero junto a todos los inversores provocando una enorme huelga en el estadio al que no acudieron ni los aficionados del otro equipo. En febrero de 2011 la empresa se declaró sin fondos por lo que se les dijo a los inversores que habían perdido su dinero pero, a los trabajadores de las empresas correspondientes al grupo de Nueva Rumasa se les declaró en ley concursal para tratar la suspensión de pagos. Pedro perdió a su mujer, su casa y su trabajo por fiarse del club de su vida.
Sergio Ovejero Luengo
1º Bachillerato "P"
IES Santa Teresa de Jesús
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